.:PAM – Hecha una Inadaptada – Pam sentía rechazo en los Testigos de Jehová – Ahora está fuera y es amada por Cristo
“¡De la formación de una persona marginada a ser una princesa del Rey!”
Habiendo crecido como testigo de Jehová en un hogar deshecho, lo único que Pam conoció en su vida fue el rechazo. Un padre ausente, una madre perturbada que decía que se “arrepentía” del día en que ella nació, habiendo sido excomulgada, Pam se sentía sola, ¡incluso sentía que Dios también la había rechazado! A nadie parecía importarle y lo que es peor, el Armagedón estaba por llegar en 1975. Ella buscó ser reincorporada, pero la manera en que la rechazaban fue demasiado para ella. Cuando el fin no llegó, ella se preguntó en cuántas cosas más le habían mentido. Pam pensó, “¡Necesito encontrar la verdad!” En 1978, Pam encontró la verdadera salvación en Jesús y comenzó un ministerio de payasos. ¡Dios tomó a la niñita a quien nunca le habían permitido celebrar nada e hizo de ella una payasita que podía celebrar todo, todo el tiempo!
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Se suponía que yo debía ser el bebe que salvaría el matrimonio de mis padres, pero cuando nací, mi padre ya se había mudado a más de 3,000 kilómetros de nosotras y nunca más volvió. Mi madre se volvió a casar cuando yo tenía 3 años de edad, pero se divorció a los 6 meses, después de descubrir que él era homosexual. Para ese entonces, ella fue presa fácil para sus 4 hermanas menores quienes la convencieron a unirse con ellas para ser una testigo de Jehová.
Yo amaba mucho a mi mamá cuando era niña, pero fui perdiendo el respeto hacia ella al observar cómo permitía que esta organización gobernara nuestras vidas, prohibiendo todo, desde la celebración de los cumpleaños y la navidad, hasta el recibir una transfusión de sangre que podría salvar una vida. Toda palabra que debíamos o no debíamos decir, era dictada cuidadosamente y cambiaba constantemente. Al principio llamábamos a nuestras reuniones “clases,” pero posteriormente se nos mandó que refiriéramos a estas simplemente como “reuniones.” Se nos exigía conocer la terminología más reciente, y esta siempre cambiaba. La persona a cargo de la congregación pasó a ser de un “Siervo de la Congregación” a un “Superintendente,” y luego (actualmente) un “Anciano.” Se nos había instruido a llamarles el “Comité Judicial.” Esto aterrorizó mi corazón, pues yo pensaba que ellos habían sido nombrados por el mismo Jehová, quien creía yo, era terriblemente exigente y severo.
Me enseñaron que Dios estaba determinado a destruir a todo aquel que no perteneciera a nuestra religión. Los testigos de Jehová enseñan que ellos son la única organización de Dios dirigida por el Espíritu y que han reemplazado a Israel como sus siervos escogidos. Esta enseñanza era el catalizador que me mantuvo dentro de la organización en mis pensamientos, aún después de haber dejado de asistir. Esta era una declaración ENORME porque, en mi mente, sus órdenes (incluso las sugerencias más sutiles de la organización Watchtower) pesaban más que las leyes del país. Esto provocó en mí una actitud de desconfianza hacia cualquiera que no perteneciera a la organización.
Satanás no desea que las personas descubran la verdad de que el confiar en Dios transforma vidas. Satanás quiere que tengamos resentimiento contra Dios para que nos rebelemos. Él es un falsificador de la verdad y es un ladrón que ha venido sólo para robar, matar y destruir. En las cinco reuniones semanales, se nos decía repetidas veces que “nosotros éramos la gente feliz de Dios,” pero esto no podía ocultar la tasa alta de suicidios y los desórdenes mentales con los que los Superintendentes tenían que tratar. Casi todos los líderes que han abandonado la organización Watchtower han dicho que el sobrellevar el estrés, debido a la disfuncionalidad dentro de sus congregaciones fue lo que los llevó a beber tanto alcohol. Se nos dijo que SOLAMENTE nosotros teníamos la VERDAD pero, ¿saben qué?, la verdad y la realidad se corresponden, y la realidad era que nuestras vidas no estaban funcionando y había muy poco gozo.
Cuando era joven traté de ser leal a la organización, pero el trabajo de puerta en puerta era miserable. Así que, a los 11 ó 12 años de edad, oré a Jehová para que Él hiciera que yo tuviera el deseo de servirle. El día de hoy, yo SÉ que Él me respondió, pero en aquel tiempo, creía que Dios desaprobaba de mí por completo. Entonces, rápidamente me volví una adolescente muy rebelde. Cuando tenía alrededor de 10 años de edad, recuerdo que mi madre me gritó que lamentaba el día en que nací. Así que, en ese punto de mi vida, no tan sólo pensaba que mi padre no me quería, sino que mi madre tampoco me quería, y creía totalmente que Dios no me amaba, porque yo no podía ser leal a todas las reglas de la organización. (La infracción más seria fue que yo, en secreto, saludaba a la bandera cada día en la escuela.)
Les ahorraré los detalles horribles, pero creyendo que no se me permitiría vivir después de los 25 años de edad (en 1975) y después de buscar desesperadamente a alguien que me amara, me encontré embarazada a la edad de 17. En ese tiempo fui visitada por el “Comité Judicial” que votó para expulsarme de la organización.
Me casé y me mudé, pero logré hacer que mi marido se convirtiera para poder recuperar a mi familia. Ambos nos bautizamos como testigos de Jehová el 21 de diciembre de 1968. (El día del año con la menor cantidad de horas de luz, ¡un día muy apropiado diría yo!) Seis días antes de mí vigésimo cumpleaños, nació mi segundo hijo. Para ese entonces, nuestras vidas se habían convertido en un infierno viviente.
Finalmente conocí a mi padre en 1971, cuando yo tenía 21 años de edad y 6 días después, mi madre falleció. Ella había sido el enlace que me había mantenido atada a la organización. Yo estaba tan enojada con Dios por dejarla morir, que hice el voto de nunca volver a estar interesada en Él o en su organización. Para cuando tenía 22 años de edad, estaba divorciada y trabajando en una fábrica para mantener a mis dos pequeños hijos (de 2 y 4 años de edad).
Me casé nuevamente (con un alcohólico), pero aún creía totalmente en la mentira de que el Armagedón ocurriría en 1975, así que cuando estaba esperando a mi tercer hijo, traté de regresar al Salón del Reino. Para esa fecha, había sido excomulgada por haberme casado en una iglesia metodista, así que me rechazaron. Fue una tortura y dejé de ir. Mi tercer hijo nació en 1975 y llegué a entender que me habían engañado acerca del Armagedón cuando este nunca sucedió. Cuando mi hijo menor tenía unos 3 años de edad, su padre casi tuvo éxito al tratar de quitarme la vida asfixiándome. Cuando me di cuenta de qué no lograría vivir porque no podía luchar contra él, me vino a la cabeza un pensamiento que decía: “Ellos te mintieron acerca de Armagedón. ¿Y que tal si también te engañaron acerca del infierno?” Entonces pensé, “¡Es muy posible que esté yendo al infierno en este preciso momento!” Mi siguiente pensamiento fue: “¡Necesito encontrar la verdad!” Tan pronto como ese pensamiento vino a mi mente, mi esposo me soltó y no se movió por el resto de la noche. Me hice la promesa de que buscaría ayuda por mí misma al día siguiente.
Una amiga en el trabajo me llevó a ver a un consejero que era cristiano y él me mostró el verdadero plan de salvación en una Biblia auténtica. Yo le dije: “¡Eso es demasiado fácil!” Pero cuando me fui a casa esa noche, después de acostar a los niños, miré hacia el cielo nocturno y le dije a Dios que era suya y que ya no huiría más de Él.
Eso fue el 2 de noviembre de 1978. Ha sido un proceso largo y lento, pero desde que comencé a estudiar la Palabra de Dios en una Biblia de verdad, el Espíritu Santo ha desenredado la confusión en mi mente. Uno de mis pasajes en las Escrituras “de momento decisivo” se encuentra en Isaías 6:1, cuando el profeta Isaías vio al Señor (Jehová) alto y sublime, pero en Juan 12:41 encontramos que fue a Jesús quien él vio. Esto me demostró que ¡Jehová y Jesús son el mismo y único Dios! Jesús no es simplemente un ángel.
Un Dios severo y exigente no hubiera dejado a un lado sus ropas reales para vestirse de humanidad y morir para librarme de la esclavitud a la que había estado sometida toda mi vida. Pero estoy convencida que un Dios de AMOR sí lo hizo. ¡Sólo un Dios así pudo tomar a alguien como yo para cambiarme por completo por dentro!
Me hallé orando por los testigos de Jehová más de lo normal, cuando veía las noticias y las dificultades del pueblo iraquí durante la Operación de libertad iraquí, porque ellos también habían sido encerrados dentro de un régimen maligno, que usaba una manipulación negativa para controlarlos. Los testigos de Jehová tampoco tienen acceso a la verdad y son rechazados si los encuentran cuestionando las cosas.
El día de hoy, mi esposo y yo tenemos un ministerio de payasos, www.possumranch.com Me puse de nombre “Missfit” (Inadaptada) porque eso es lo que yo solía ser. El nombre de payaso de Mike es Merkie. Actualmente confío completamente en el corazón de Dios. Me subo a los escenarios y comparto acerca de cómo Dios tomó a esa niñita pequeña a la que nunca le permitieron celebrar nada, ¡y la convirtió en una payasita que puede celebrar todo, todo el tiempo!
Escribí mi testimonio para que concordara con la melodía de las canciones tituladas “House of the Rising Sun” (Casa del sol naciente) y “Taking Care of Business” (Encargándose de los negocios) y muchas otras melodías viejas, y las he cantado en muchos lugares, incluyendo para un ministerio en las cárceles. De hecho, descubrí que mi historia realmente no es muy diferente a la de aquellos que se encuentran encerrados en cualquier lugar, yo solamente no tenía los barrotes físicos que me mantuvieran adentro. El control mental de Satanás hizo un muy buen trabajo en lograr eso.
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