.:NO DEJES A JEHOVÁ PERMITIENDO QUE UNA ORGANIZACIÓN HECHA POR HOMBRES SE INTERPONGA ENTRE TÚ Y EL DIOS INVISIBLE.
“¡Hijo, por favor no le des la espalda a Jehová! Yo te crié en la Verdad ¿Cómo puedes darnos la espalda a nosotros y a Jehová, al abandonar su organización?”
“Papá, ¡yo amo a Jehová! Esa es la razón por la cual estoy dejando la organización, porque no es suya. Tan sólo es un grupo de hombres afirmando representar a Dios.”
“Me consta que ésta es la organización de Dios, hijo. Lo comprobéa mí mismo cuando abandoné la iglesia católica antes de que tú nacieses. La Verdad es tan preciosa para mí, Johnny. ¡Por favor, no le des la espalda a Jehová Dios!”
“Pero papá, ¿no me contaste que el abuelo te dijo lo mismo cuando abandonaste aquella iglesia, que estabas ‘abandonando a Dios’?”
“¡No abandones a Jehová!”
El argumento de la Watchtower es sencillo: “Nosotros somos la organización de Dios. El dejarnos significa dejar a Dios.”
Es sencillo pero convincente para millones de testigos de Jehová. ¿Y quién no estaría convencido? Después de todo, ¿no ha tratado Dios con la humanidad siempre a través de una organización?
Y, a pesar de que la Sociedad Watchtower ha cometido algunos errores a través de los años, ¿no son peores las iglesias? ¿No abandona mucha gente la organización en busca de una vida materialista e inmoral? Incluso ¿no han mostrado los ex-Testigos religiosos que abandonaron a Jehová al dejar de usar el Nombre Divino?
Por el bien de aquellos que sinceramente se hacen tales preguntas, surge la siguiente discusión:
Desde Adán hasta el Éxodo, Dios trató con individuos y familias.
La Sociedad Watchtower defiende su declaración de ser “La organización visible de Dios” diciendo que “la Biblia muestra que Jehová siempre ha guiado a sus siervos de manera organizada.” (Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la tierra, 1989, p. 192). ¿Ha tenido Dios siempre una organización visible representándolo sobre la tierra?
Desde la creación de Adán hasta el Éxodo de Egipto, Dios trató con hombres como individuos y como familias. Enoc, Noé, Abraham y otros tuvieron un caminar con Dios cercano y personal, pero el único patriarca con una autoridad organizacional fue José, como primer ministro en el gobierno pagano de Egipto.
Más tarde, durante su travesía por el desierto, los israelitas fueron ciertamente organizados. “Escogió Moisés varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez” (Ex 18:25 RV 1960). Sin embargo, una vez que Israel se estableció en la Tierra Prometida, no hay evidencia de que quedara alguna organización unida.
Los Jueces organizaron a Israel únicamente para las batallas.
Al parecer los Jueces no gobernaron a través de alguna estructura formal; es más, pareciera que ellos organizaban al pueblo únicamente cuando formaban los ejércitos en tiempos de guerra. “En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.” (Jueces 21:25 RV 1960)
Cuando el pueblo finalmente exigió al profeta Samuel: “constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones”, Dios dijo: “a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.” (1 Sam 8:5,7 RV 1960) No obstante, Él les cumplió sus deseos, y los judíos una vez más se vieron organizados con “jefes de miles y jefes de cincuentenas.” (1 Sam 8:12 RV 1960)
Saúl, el primer rey, probó ser infiel; y de los gobernadores subsecuentes en la línea de David, sólo unos cuantos fueron como Josías, que “hizo lo recto ante los ojos de Jehová” (2 Reyes 22:2 RV 1960). La mayoría fueron como Joacim quien “hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que sus padres habían hecho” (2 Reyes 23:37).
El sacerdocio organizado funcionó a lo largo de este período pero se corrompía con frecuencia, como paso bajo el sumo sacerdote Elí, cuyos hijos sacerdotes “eran hombres impíos, y no tenían conocimiento de Jehová… los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová” (1 Sam 2:12,17 RV 1960).
Los profetas fieles siempre fueron marginados.
Los profetas de Dios, individuos fieles, con frecuencia se vieron marginados, censurados y expulsados por las organizaciones gubernamentales y sacerdotales.
Por ejemplo, Jeremías fue acusado de deslealtad cuando instó a sus compañeros judíos a abandonar la ‘organización’ de aquella época, diciéndoles que “el que se quedare en esta ciudad morirá… mas el que se pasare a los caldeos vivirá” (Jer 38:2 RV 1960).
Aquellos que eran leales a la organización veían en Jeremías como un apóstata rebelde, y no hicieron caso a sus advertencias. En lugar de unirse a los babilonios como lo mandó Dios, se sintieron más seguros permaneciendo en Jerusalén, la sede mundial de la organización de Jehová, donde se encontraba su rey y sumo sacerdote. Pero el profeta les dijo: “No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este” (Jer 7:4 RV 1960).
El cumplimiento de las palabras de Jeremías demuestra que hay momentos cuando los hombres deben escoger entre la lealtad a una organización o lealtad a Dios mismo. La organización infiel fue disuelta cuando los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia. Cientos de años después, cuando Jesucristo vino a la tierra, encontró que los adoradores de Jehová habían vuelto a reunir una organización centrada en la reconstrucción del templo en Jerusalén. Pero Jesús les aplicó las palabras de Isaías: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas.” (Mateo 15:8-9 NVI)
Los líderes del pueblo organizado de Dios “…habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el que reconociera que Jesús era el Cristo”—i.e., excomulgarlos (Juan 9:22 NVI).
Tan pronto como los seguidores del Mesías habían formado sus propias congregaciones, apareció “cizaña entre el trigo”, una condición que Jesús dijo que continuaría hasta “el fin” (Mateo 13:25,40 NVI). Ya en los días de Juan algunas congregaciones estuvieron en manos de hombres como Diótrefes, que: “ni siquiera recibe a los hermanos, y a quienes quieren hacerlo, no los deja y los expulsa de la iglesia” (3 Juan 10 NVI).
Así que, mientras que Dios siempre ha tenido individuos fieles sobre la tierra, las organizaciones que alegaban representarle, con frecuencia han fallado en estar a la altura de sus nombres. De hecho, tales estructuras de poder interesadas con frecuencia se han convertido en perseguidores de los individuos que son fieles a Dios.
“¿No son las iglesias peores que la Organización Watchtower?”
Esta es una pregunta que con frecuencia preocupa a los testigos de Jehová que están pensando en salirse de la organización. Y permanece como un obstáculo para muchos ex-testigos de Jehová, tanto que permanecen completamente aislados o buscan tener compañerismo únicamente con otros antiguos Testigos. Existen muchos factores que contribuyen a que esto se dé:
- Los Testigos pasan años leyendo y escuchando los ataques reiterados de la Sociedad Watchtower en contra de otras iglesias.
- Los medios informativos seculares con frecuencia presentan a la religión desde una perspectiva negativa.
- La mayoría de los que abandonan la organización de los testigos de Jehová aun se aferran a por lo menos algunos de los puntos de vista doctrinales que aprendieron como Testigos, de manera que lo que enseñan en otras iglesias les puede parecer equivocado.
- Realmente existen muchos problemas en las iglesias cristianas.
- Algunas iglesias son realmente grupos cultistas igual de malos o incluso peores que la Watchtower.
A la Sociedad le encanta contrastarse con “las iglesias.” Las pintan con una brocha gruesa, de modo que todos los miembros de las iglesias se mantienen culpables junto con el miembro del clérigo que estrechó la mano a Hitler, el fanático que bombardeó una clínica de abortos, o el clérigo que sedujo a un niño. Los Testigos que han sido entrenados para ver todo lo que está fuera de la organización como “el mundo,” con facilidad hacen las conexiones mentales, y meten a un mismo costal a todos aquellos no-Testigos que lleven el nombre de cristianos.
“Nosotros contra ellos”:
Esta es una táctica típica de los grupos religiosos exclusivistas. El argumento de “nosotros contra ellos” ayuda a promover la unidad entre los mormones, los ‘moonies,’ y entre los rangos de muchos otros grupos cultistas. Todos señalan a los problemas de los otros grupos como confirmación de que el suyo es el único grupo escogido por Dios.
Así, cuando ciertos tele-evangelistas inescrupulosos recurren al plan dudoso de recolectar fondos, o caen víctimas de la atracción de las riquezas, el sexo, poder y las drogas, la Sociedad Watchtower tiene un momento de apogeo y sus seguidores se cimentan más y más en sus creencias de que todas las otras religiones son del diablo.
Si la elección fuera simplemente entre la Sociedad Watchtower y “las iglesias,” es comprensible el por qué algunas personas sinceras pudieran escoger a la Watchtower. Pero esa no es la elección real. El hacerse cristiano no es una cuestión de unirse a una iglesia. Es cuestión de entrar en una relación personal con Dios a través de Jesucristo.
Aquellos que afirman estar en esta relación, forman congregaciones o iglesias. Pero Jesús advirtió que habría “mala hierba” o “cizaña” (cristianos de imitación) creciendo junto con el “trigo”, hasta “el fin del mundo” (Mateo 13:24-30, 36-43; NVI). Y, como cumplimiento de la profecía del Señor, podemos ver congregaciones que llevan su nombre hoy en día que están cubiertas de tal cizaña.
Las cartas del apóstol Pablo revelan que, ya en el siglo primero, se encontraban en las iglesias cristianos de imitación, al igual que cristianos nuevos inmaduros que fácilmente eran guiados al error. Entre los peligros de sus viajes de iglesia en iglesia, Pablo nombró a “peligros de parte de falsos hermanos” (2 Cor 11:26 NVI). Y los mensajes de Jesús por medio de Juan a las siete iglesias en Asia Menor, muestran que todas las iglesias estaban formadas para que fueran reprochadas (Apocalipsis 1:4 hasta 3:22) Sin embargo, estas eran congregaciones que Jesús reconoció que le pertenecían a Él.
No debe sorprendernos entonces el encontrar hoy en día que hay iglesias que necesiten oír el mismo mensaje que Jesús envió a la iglesia en Efeso: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” (Apocalipsis 2:4 RV 1960). Del mismo modo, existen iglesias hoy en día que deben ser regañadas con palabras tan fuertes como las que Pablo escribió a la iglesia de Galacia: “¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad…? (Gal 3:1 RV 1960).
Y también existen iglesias modernas que enseñan doctrina bíblica pero toleran la inmoralidad sexual y por lo tanto, necesitan oír el consejo escrito a la iglesia en Tiatira: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar…” (Ap 2:20 RV 1960).
Además, existen muchas iglesias modernas en la misma condición que la congregación de Laodicea: “…Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca… El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Ap 3:16,22 RV 1960).
¿Estas iglesias con problemas formaban parte de “Babilonia la grande”?
¿Significa esto que tales iglesias hoy en día son “del diablo” y parte de “Babilonia la grande”? Es decir, ¿las iglesias en Éfeso, Galacia, Tiatira y Laodicea eran “del diablo”? ¿Eran ellas parte de “Babilonia la grande”? ¡No! Aquellas iglesias de Asia Menor le pertenecían a Cristo, a pesar de sus problemas serios. Del mismo modo, sus colegas modernas también pueden ser iglesias cristianas genuinas, aún cuando se encontraran en una condición triste similar.
Numerosos individuos en tales iglesias, incluyendo muchos en posiciones de liderazgo, pueden ser “cizaña” sembrada entre el “trigo” por el “enemigo” Satanás. ¿Por qué Cristo no los ha desarraigado ni removido, si las iglesias le pertenecen a Él? En la parábola, Él respondió: “Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces les diré a los segadores: Recojan primero la mala hierba, y átenla en manojos para quemarla; después recojan el trigo y guárdenlo en mi granero” (Mateo 13:30 NVI).
Algunas iglesias hoy en día contienen principalmente “cizaña,” otras tienen un gran porcentaje de “trigo,” y otras más son un costal mixto. Pero nadie puede afirmar realmente, como lo hace la Watchtower, que la separación del fin de los tiempos haya dado como resultado a su organización como el único granero para el “trigo.”
¿Dónde se puede encontrar la salvación?
Entonces, las personas que abandonan la Organización Watchtower no deberían esperar ser salvos al unirse a “la iglesia correcta” o al encontrar “la verdadera organización terrenal de Dios.” El compartir la comunión cristiana y adorar juntos es importante, pero este dicho también es cierto: “El hecho de que te encuentres dentro de una iglesia no significa que seas un cristiano, así como el hecho de que te encuentres dentro de una granja no significa que seas una vaca.”
¿Qué es lo que hará que seas cristiano? Las respuestas de las Escrituras: “…Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él… Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:9-16 RV 1960).
Es tal como lo describió Jesús: “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: ‘Os es necesario nacer de nuevo’ ” (Juan 3:5-7 RV 1960).
Esto sucede en tu vida cuando recibes personalmente a Cristo como tu Señor y Salvador: “No obstante, a cuantos sí lo recibieron, a ellos les dio autoridad de llegar a ser hijos de Dios, porque ejercían fe en su nombre; y ellos nacieron, no de sangre, ni de voluntad carnal, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:12-13 Traducción del Nuevo Mundo).
Jesús dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo” (Ap 3:20 RV 1960). ¿Abrirás la puerta de tu corazón a Jesús? Si lo haces, habrás nacido de nuevo y descubrirás que: “…por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gal 4:6 RV 1960).
Uniéndote a la única iglesia verdadera:
Ya que te encuentras en esta relación espiritual con Dios, automáticamente pasas a ser miembro de la única iglesia verdadera, “…la iglesia de los primogénitos inscritos en el cielo” (Hebreos 12:23 NVI).
El elegir a un grupo de creyentes con quién tener comunión, ya sea dentro o fuera del edificio de una “iglesia”, es algo secundario. Dios, siendo tu nuevo Padre por adopción, te guiará a una asociación donde puedas aprender de otros al observar tanto sus buenas conductas como también sus errores, y en donde tú también podrás ofrecer ánimo a otros por medio de tus expresiones de fe.
La diferencia principal que un ex-testigo de Jehová encontrará es esta: los testigos de Jehová dependen de una organización para ser su “canal de comunicación” con Dios (La Atalaya, 1 de junio, 1982, p.27), mientras que los cristianos ponen su relación personal con Dios primero, antes de cualquier participación organizacional.
“Ustedes deben orar así: “Padre nuestro…” Mateo 6:9 NVI
Al buscar la palabra Jehová en el diccionario bíblico de los testigos de Jehová, Perspicacia para comprender las Escrituras, el lector debe recorrer 8 páginas y media que hablan acerca del nombre antes de llegar a un tema de “La persona identificada por el nombre.”
Esto ejemplifica la mentalidad adoctrinada de la Watchtower, de dar mayor importancia al conocer el nombre de Dios que conocer a Dios mismo.
La Sociedad Watchtower ha entrenado a sus seguidores a usar el nombre “Jehová” repetidas veces en toda oración, canción y todo sermón. Este uso del nombre sagrado se cataloga como una de las marcas para “identificar la religión verdadera” (Usted puede vivir para siempre en el paraíso en la tierra, p.184).
Así, cuando un testigo de Jehová tiene tratos con cristianos o con ex-testigos que han estado fuera de la organización el tiempo suficiente para haberse quitado este hábito, le puede parecer algo extraño o incluso perturbador. Él puede suponer que la persona que falla en hacer un uso frecuente del nombre Jehová, por lo tanto, debe estar adorando a otro dios.
Sin embargo, tal cosa no puede ser más lejos de la verdad. De hecho, fue la determinación por obedecer a Jehová y no a los hombres, lo que llevó a muchos ex-testigos de Jehová a romper su relación con la Sociedad desde un inicio. Su relación personal con Jehová significaba más para ellos que la aprobación de una organización humana que tenía la autoridad para expulsarlos.
Del mismo modo, en el caso de cristianos sinceros que nunca fueron Testigos: sin duda adoran al Dios de la Biblia. Mientras que, no todas las canciones de sus himnarios utilizan el nombre Jehová como es el caso con los himnarios del Salón del Reino, la mayoría de las iglesias sí cantan numerosas canciones de alabanza a Dios utilizando este nombre junto con los muchos otros nombres por los cuales Él es nombrado en las Escrituras, sin mencionar el uso frecuente de la expresión ¡Aleluya! o ¡Hallelujah! (“¡Alaben a Jah!”).
Por ejemplo, al echarle un vistazo a un himnario cristiano típico (Himnario del peregrino, 1935), podemos encontrar las siguientes expresiones, con arreglo musical:
“Si, con seguridad es ese pueblo bendecido el cual confiesa que Jehová es su único Dios.”—O Happy Land, Whose Sons in Youth (Oh tierra dichosa, cuyos hijos en juventud – Traducido del inglés)
“Alabanza al Dios de Abraham, quien reina en su trono en lo alto, anciano de días eternos, y Dios de amor, ¡Jehová! ¡El Gran YO SOY! Por cielo y tierra es confesado; me inclino y bendigo tu santo nombre, por siempre bendecido.”—The God of Abraham Praise (Alabanza al Dios de Abraham – Traducido del inglés)
“Vean, de todas las tierras, desde las islas en el océano, la alabanza a Jehová subiendo a lo alto.”—Hail to the Brightness (Exaltación al resplandor – Traducido del inglés)
“Mi alma está anhelando, desmayando, por ver lo atrios de Jehová; mi corazón y carne claman a ti, oh Dios viviente.”—Lord God of Hosts, How Lovely (Señor Dios de los ejércitos, cuán amoroso – Traducido del inglés)
“Señor, ¿reinarás tú en este templo? ¿Tú a quien el cielo y la tierra no pueden contener? Oh Señor Jehová, acércate y oye el clamor de tu siervo.”—Lord, Wilt Thou in This Temple Reign (Señor, ¿reinarás tú en este templo?– Traducido del inglés)
La Watchtower tampoco tiene un monopolio de Biblias que traducen el tetragrámaton hebreo YHWH como un nombre en lugar de poner “SEÑOR.” Por ejemplo, La Biblia de Jerusalén utiliza la forma (quizás más correcta) de “Yahvé” a lo largo del Antiguo Testamento, y ciertas ediciones en inglés de The Living Bible (La Biblia viviente) utilizan la forma “Jehovah” (Jehová), al igual que la American Standard Bible (Biblia estándar americana); del mismo modo, todas las ediciones de la traducción Reina Valera en español utilizan la palabra “Jehová”. Todas estas son traducciones producidas y promovidas por aquellos que no son testigos de Jehová.
(Pero, por supuesto, ninguna de estas traducciones infringe la santidad de la Palabra de Dios al añadir el Nombre en lugares donde los manuscritos griegos sobrevivientes del Nuevo Testamento dicen “kyrios” [“señor”] en los originales. Únicamente la traducción de la Watchtower inserta el Nombre en 237 lugares adicionales, utilizando una tortuosa línea de ‘razonamiento,’ en lugar de traducirlo tal como se encuentra en el griego.)
Entonces, los cristianos sí conocen y utilizan el nombre Jehová, sólo que no lo hacen hasta tal punto supersticioso como lo hacen los testigos de Jehová, quienes al parecer tienen miedo de invocar a algún dios falso si no usan el nombre verdadero de Dios.
Pero quizá algo más significativo es el modo en que los cristianos invocan a Dios en sus oraciones personales y adoración. Como un Testigo de buena reputación por trece años (y como anciano por ocho), yo tenía completamente arraigado el uso habitual del nombre Jehová. Comenzaba cada oración invocando el Nombre sagrado, para que mis oraciones no fueran dirigidas a algún otro dios. Pero después de abandonar la organización, vi la necesidad de profundizar mi relación con Jehová Dios al aceptar su provisión para los adoradores verdaderos de “nacer de nuevo,” sin lo cual, Jesucristo dijo: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” (Juan 3:3-8). La experiencia de nacer de nuevo me hizo cambiar después mi manera de invocar a Dios.
Así fue como sucedió: cuando creí las palabras de Jesús en Juan 3:7, que yo debía nacer de nuevo, oré a Jehová Dios diciéndole que me reconocía a mí mismo como un pecador que podía ser salvo, no por mis propias obras, sino por la sangre de su Hijo Jesús; que me arrepentía de mis pecados y aceptaba a Jesús como mi Señor, en lugar de continuar siguiendo a hombres o a mis propias tendencias. Al haber recibido a Cristo como mi Señor y Salvador, yo ahora era “nacido de Dios” según la promesa de Juan 1:12, 13 y 1 Juan 5:1. Luego, unos minutos más tarde, abrí mi boca para orar nuevamente, y fue allí cuando me di cuenta del cambio.
En lugar de comenzar diciendo “Jehová,” como había sido mi costumbre, la palabra “Padre” salió de mis labios en automático, sin haberlo pensado previamente y sin haber decidido comenzar mi oración de esa manera. Simplemente le dije a Dios, “Padre” de una manera tan natural como le hablaría a mi padre terrenal, a quien le digo “Papá,” en lugar de llamarle por su nombre, “Herbert.”
Aunque yo mismo la había pronunciado, la expresión “Padre” me agarró por sorpresa. Pero, en seguida me percaté de que este era un cumplimiento personal de la promesa que se encuentra en Gálatas 4:6—“Ustedes ya son hijos. Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: ‘¡Abba! ¡Padre!’” (NVI). Sí, habiendo sido “nacido de Dios” como un “hijo” de Dios (Juan 1:12, 13), ¡ahora le conocía a Él como mi Padre! Cuando me di cuenta de lo que había sucedido, mis ojos se llenaron de lágrimas y derramé mi corazón a mi nuevo padre adoptivo con oraciones de agradecimiento.
Así, yo aprendí de una manera muy personal el factor principal que hace que los cristianos se refieran a Dios como “Padre nuestro” (Mateo 6:9) en lugar de utilizar siempre el nombre sagrado de “Jehová”: ellos “…no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ‘¡Abba! ¡Padre!’ El Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.” (Romanos 8:15, 16 NVI).
A los testigos de Jehová se les enseña a recalcar la expresión “santificado sea tu nombre,” del modelo de oración de Jesús en Mateo 6:9, como una base para usar siempre el nombre de Jehová en sus oraciones. Pero esa no podría haber sido la intención de Jesús, ya que Él estableció un ejemplo muy diferente al dirigir todas sus oraciones personales a su Padre, y al decirnos que dirijamos nuestras oraciones a nuestro Padre.
Para mayor información, véase:
La edición Enero-Marzo 1998 de Comments from the Friends (Comentarios de los Amigos) – www.cftf.com
©1998 David A. Reed. – Reimpreso y publicado en nuestro sitio web con autorización.
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