.:ANGIE – Buscando estabilidad, vivió con su tía que era testigo de Jehová, hasta que fue expulsada por realizar preguntas bíblicas que su tía no podía responder.
Habiendo crecido en un hogar disfuncional y con un solo padre, Angie anhelaba tener estabilidad en su vida. Al principio, pensó que encontraría esto en el sistema de creencias de la Watchtower y en el hogar de su tía testigo de Jehová, pero cuando Angie encontró Escrituras que contradecían las creencias que le habían enseñado como testigo de Jehová, fue expulsada de la casa de su tía una noche invernal de enero, con una temperatura bajo cero, sin una sola pertenencia, por creer en la Biblia por sobre la organización Watchtower. ¿Qué habría de hacer Angie entonces?
Crecí en una familia muy disfuncional. Mi madre era una fugitiva adolescente que utilizaba la prostitución para vivir y sostener sus adicciones. Mi padre no se sabe quién es. Casi inmediatamente después de nacer, el Estado me colocó con mi abuela materna. Cuando me iba haciendo mayor comencé a darme cuenta de que las cosas que había escuchado acerca de mi madre comenzaron cerca del hogar. Mi abuela y otros familiares también tenían adicción por las drogas y el alcohol. Ansiaba con desesperación la normalidad. No había sido llevada a una iglesia, pero siempre teníamos una Biblia en la casa, de modo que intentaba “ser buena” leyéndola.
Dado que mi abuela crió a mis hermanos y a mí, yo tenía mucha cercanía con mi tía quien era más como una hermana mayor para mí. Mi tía tenía 4 hijos y yo le ayudaba como niñera todos los fines de semana y en cualquier momento que no estaba en la escuela. Ella se unió a los testigos de Jehová en 1993, y yo con ella en 1994. Así, me lancé a esta religión porque deseaba conocer a Dios y la gente me hacía sentir bienvenida y amada.
Tanto como podía, estudiaba con mis maestros, iba a los Estudios de Libros, a las reuniones del Salón del Reino dos veces por semana, y a la Convención anual. Trabajé duro para ser bautizada, en tanto me tranquilizaba estar haciendo algo que yo sentía que haría que Dios estuviera contento conmigo. Nunca se me ocurrió que debía haber investigado de antemano en qué me estaba involucrando, tampoco tenía idea de que existieran diferencias importantes entre las religiones hasta que me enseñaron en los testigos de Jehová que la “cristiandad” era malvada. Para entonces, ya estaba involucrada y amaba a la gente, así que confié en el juicio que ellos hacían.
Después de un tiempo, me mudé completamente con la familia de mi tía. Pasaba tanto tiempo allí, que no tenía sentido continuar yendo a casa. La mudanza requirió cambiar de escuelas y allí, en mi primer día de clases, conocí al hombre con el que eventualmente me casaría, e hice de inmediato otras maravillosas amistades.
Había aprendido tanto como testigo de Jehová que me sentía confiada tratando de enseñarles a mis amigos acerca de Jehová, así que lo intenté, pero rápidamente, estuvo más allá de mi entendimiento. Mientras que yo había leído la mayoría de los libros actuales de los testigos de Jehová de tapa a tapa, mis nuevos amigos me compartían versículos de la Biblia que yo nunca había oído antes. Decidí entonces que debía realizar una lectura seria de la Biblia para captar las cosas con mi conocimiento de la organización Watchtower. Mi meta era encontrar los contextos de lo que mis amigos estaban citando, de modo que pudiera mostrarles cuán equivocados estaban. Cuando empecé, creí concienzudamente que eso era lo que encontraría, pero lo que terminé encontrando fueron más y más pasajes que no concordaban con las doctrinas que había aprendido como testigo de Jehová.
Leí todo el Nuevo Testamento y una buena porción del Antiguo Testamento para el tiempo en que llegué a la conclusión de que si veía una discrepancia entre los libros de la Watchtower y la Biblia, debía escoger la Biblia. Para ese punto, vi cuán vacíos eran mis intentos por ser lo suficientemente buena para Jehová, sin tener una relación con Él. Aprendí que Jesús había realizado la obra final, pero como testigo de Jehová, no me había tomado siquiera la molestia de aceptarla por mí misma. Cuando me dí cuenta de esto, oré en ese instante para aceptar el don de Cristo, y seguir a Jehová y su Palabra — incluso si eso significaba apartarme de la gente y la organización con la que había llegado a encariñarme tanto. Pero en ese momento, realmente no pensaba que pudiera significar tal alejamiento. Pensaba que los demás quedarían impactados como yo y que habría una manera de trabajar en todas estas discrepancias si todos nos sentábamos y confiábamos en la Biblia.
Así, con lo que encontré, fui con mi tía, un maestro de estudio y cualquier otro testigo de Jehová adulto que estuviera dispuesto a escucharme. Al principio, me animaron y alabaron por anhelar saber más, pero aquellos halagos terminaron pronto, después de una sesión de estudio cuando expresé mi preocupación de que la Biblia llamara a Jesús “un dios” y mostrara que Jesús fue adorado al mismo tiempo que únicamente existe un Dios Verdadero. En ese momento, los estudios se cerraron y no estoy completamente segura de qué sucedió detrás de la escena.
Un poco de tiempo después de esto, mi tía vino a mí y me dijo que los ancianos le habían dicho que yo debía asistir al Salón del Reino y decir que era una testigo de Jehová hasta que tuviera 18 años de edad. Le dije que iría al Salón del Reino si ella lo deseaba, pero que si ellos me hacían cualquier pregunta acerca de mí, les respondería con lo que yo sentía que la Biblia decía y que no podía, de buena conciencia, llamarme una testigo de Jehová cuando no estaba de acuerdo con cosas tan esenciales de la organización Watchtower. Ella me dijo que eso no era lo suficientemente bueno y ellos sintieron que yo era un peligro espiritual para los niños más pequeños si permanecía en su casa, así que me dijo que me fuera de inmediato.
Así, una noche invernal de enero de 1995, con una temperatura bajo cero, fui echada en las calles de North Minneapolis sin una sola pertenencia, por creerle a la Biblia cuando dice:
“En el Principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” — Juan 1:1
Terminé quedándome con la familia de una amiga y luego arrendé una habitación con fondos de asistencia pública mientras terminaba la secundaria. Fue duro, pero por medio de esto, crecí. Dios me sostuvo y fue tan real en mi vida que sabía que mi decisión había sido la correcta. Sabía que no me podía ir mal por seguir sólo las Escrituras y busqué encontrar una iglesia que creyera lo que yo había hallado ser cierto en mis estudios personales. Después de la secundaria, me casé con uno de aquellos amigos que compartieron la Biblia conmigo, y hemos sido bendecidos con unos hijos hermosos, una maravillosa familia en la iglesia, y un ministerio para animar a las personas a que estudien la Biblia por sí mismas en lugar de aceptar la palabra de un maestro humano.
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