¿Quién debemos orar para? – ¿El padre o el hijo? – Capítulo 9 – ¡Sí, usted debería creer en la Trinidad!

¡Sí, Usted Debería Creer En La Trinidad!

Ver la Tabla de contenido de ¡SÍ, USTED DEBERÍA CREER EN LA TRINIDAD! Una respuesta, página por página, al folleto de la Sociedad Watchtower

.:¿DEBERÍAMOS ORAR DIRECTAMENTE A JESÚS? — Si se nos anima a orar a Jesús, ¿cuándo deberíamos orar al Padre?

 

“Leí el versículo de Hechos 7:59 que ustedes citaron en su sitio Web para apoyar la idea de que podemos orar directamente a Jesús, pero aún no me siento seguro de esto porque me han enseñado a orar a Jehová el Padre y no a Jesús el Hijo. ¿Pueden por favor enviarme más Escrituras que expliquen por qué podemos orar a Jesús? Además, si supuestamente debemos orar directamente a Jesús, ¿qué me pueden decir acerca de la oración del Señor donde Jesús nos enseñó a orar diciendo: ‘Padre Nuestro…’? Puesto que Jesús mismo nos enseñó a orar al Padre, ¿por qué deberíamos orarle a Jesús?”

NUESTRA RESPUESTA:

Querido amigo,

Estamos de acuerdo contigo en que la oración es una manera de adoración que pertenece exclusivamente a Jehová, el Dios verdadero. Por lo tanto, cuando vemos versículos como Hechos 7:59 donde Esteban dijo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu,”1.  concluimos que las Escrituras elevan a Jesús al nivel de Jehová Dios porque no tan sólo recibe oración, sino que también es adorado junto con el Padre (ver Revelación 5:11-14). Sin embargo, los testigos de Jehová discuten con frecuencia que este versículo de Hechos 7:59 no apoya la idea de “oración” porque unos versículos antes, Esteban vio a Jesús en una visión. Ellos sostienen que Esteban sólo estaba hablando con Jesús como lo hubiera hecho con cualquier otro ser que se le hubiera aparecido (cómo cuando el ángel Gabriel le habló a Daniel en una visión en Daniel 9:21-22).

¿Es válido este argumento? Creemos que no, porque Esteban tuvo la visión de Jesús en los versículos 55-56 antes de que los judíos lo sacaran de la ciudad para apedrearlo (ver los versículos 57-58). De modo que, cuando llegamos al versículo 59 donde Esteban clama a Jesús, ya no lo estaba observando en una visión. Además, si ves la nota al pie de página con respecto a la palabra “petición” del versículo 59, en la edición de estudio de 1984 de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras con Referencias, dice “O: ‘invocación; oración.’” con respecto a Esteban que estaba clamando a Jesús. Esta misma nota al pie de página aparece en la Traducción Interlineal del Reino de las Escrituras Griegas publicada por la Sociedad Watchtower. De este modo, incluso las publicaciones Bíblicas de la Sociedad Watchtower concuerdan con nuestra evaluación acerca de este versículo proporcionando un ejemplo de una “oración” a Jesús.

Sin embargo, incluso si no deseas aceptar este versículo como una guía para la respuesta de un cristiano hacia Cristo, toma nota del siguiente versículo, porque Jesús nos mandó orarle a Él:

“Si alguna vez cualquier cosa ustedes me pidieran en nombre de eso yo haré.” —Juan 14:14, Kingdom Interlinear Translation of the Greek Scriptures (Traducción Interlineal del Reino de las Escrituras Griegas).

La razón por la que citamos el texto literal bajo el de la Traducción Interlineal del Reino de las Escrituras Griegas publicada en inglés es porque los traductores de la Biblia de los testigos de Jehová han quitado el “me” de “me pidieran” de la Traducción del Nuevo Mundo. Al quitar el “me,” podemos observar un ejemplo muy claro de parcialidad en contra de la adoración hacia Jesús en la Traducción del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová.  Observa que Jesús no tan sólo proclama que debemos “pedirle” a Él una respuesta a nuestra petición, sino que Él es quien responde a nuestras oraciones: “…eso yo haré.” Jesús no dice: “…esto Jehová hará” o “…esto el Padre hará.” El hecho de que Jesús responda nuestras oraciones demuestra una paralela directa entre Aquel que recibe nuestras oraciones y Aquel que responde. Por lo tanto, vemos que Jesús anima a sus discípulos a dirigir sus oraciones directamente a Él. 2.

La siguiente Escritura que nos gustaría que le prestaras atención es 2 Corintios 12:8-9. Se lee así en la Traducción del Nuevo Mundo:

“Tocante a esto, tres veces supliqué al Señor que esta se apartara de mí; y, con todo, él realmente me dijo: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque [mi] poder está perfeccionándose en la debilidad”. Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis debilidades, para que el poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí.”

Aquí Pablo oró al “Señor” Jesús tres veces y Jesús respondió a sus oraciones diciendo: “Mi… poder está perfeccionándose en la debilidad.” Pablo concluyó admitiendo que “prefería jactarse …que el poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí.” De modo que, nuevamente aquí, vemos un ejemplo de un cristiano en la Biblia orando al Señor Jesús, y Jesús respondiéndole la oración con su “inmerecida bondad” y “poder.”

Considere estos versículos de Hechos 4:10,12 y 22:16:

“…séales conocido a todos ustedes y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno … por este se halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes. … Además, no hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos. …Levántate, bautízate y lava tus pecados mediante invocar su nombre.”

Si hemos de “invocar” en oración el nombre de Jehová para obtener salvación, ¿por qué estos versículos dicen que debemos invocar el nombre de Jesús y que “no hay otro nombre” para tener salvación? Si el nombre de Jehová debe ser invocado en oración para obtener salvación, ¿por qué en Hechos 4:12 dice que “no hay otro nombre” sino el nombre de Jesús “mediante el cual tengamos que ser salvos”? Como resultado de este pasaje, está claro que el “invocar” el nombre de Jesús es un prerrequisito para obtener salvación y ser lavados de nuestros pecados.

Romanos 10:13 en la Biblia de los testigos de Jehová dice: “Porque ‘todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.’” Si invocar el nombre de Jehová implica orar a Jehová, ¿por qué el acto de invocar el nombre de Jesús no implicaría orar directamente a Jesús? Medita en lo que Jesús dijo en Juan 6:45:

“Todo el que ha oído de parte del Padre, y ha aprendido, viene a mí.”

Si has aprendido de Jehová, se te manda a “venir a” Jesús. ¿Has venido a Jesús pidiéndole que lave tus pecados y te dé vida eterna? En Juan 10:27-30, Jesús prometió:

Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna, y no serán destruidas nunca, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es algo mayor que todas las otras cosas, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.”

¿Cómo podrías “escuchar” la voz de Jesús si no te comunicas con Él en oración? ¿Cómo podrías recibir “vida eterna” si no le pides a Jesús que te la dé? Jesús dijo en Juan 14:6: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.” ¿Cómo puedes ir “por” Jesús para llegar al Padre si no tratas directamente con Jesús acudiendo a Él primero en oración para tener salvación? En 1 de Corintios leemos que somos?

“…llamados a ser santos, con todos los que en cualquier parte invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro… Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo, Señor nuestro.” —1 Corintios 1:2, 9 3.

¿Cómo podrías tener “comunión” con Jesús si nunca hablas con Él en oración?

SI JESÚS NOS ENSEÑÓ A ORAR AL PADRE, ¿POR QUÉ DEBERÍAMOS ORAR A JESÚS?

Has tocado un buen punto cuando mencionaste la oración del Señor y cómo Jesús nos enseñó a orar, “Padre Nuestro…” en Mateo 6:9. Debemos tener en mente que cuando Jesús enseñó a sus discípulos esta oración, ellos ya estaban limpios y sus pecados habían sido perdonados (Juan 13:10). Pero antes de que nos podamos acercar al Padre por nuestra cuenta, es necesario que nuestros pecados sean perdonados primero por Jesucristo:

“Y cuando Jesús vio la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados son perdonados”. Ahora bien, estaban allí algunos de los escribas, sentados, y razonaban en sus corazones: “¿Por qué habla este hombre de esta manera? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados sino uno solo, Dios?”. Pero Jesús, habiendo discernido inmediatamente por su espíritu que razonaban de aquella manera dentro de sí, les dijo: “¿Por qué razonan estas cosas en sus corazones? ¿Qué es más fácil?, ¿decir al paralítico: ‘Tus pecados son perdonados’, o decir: ‘Levántate y toma tu camilla y anda’? Pero para que sepan ustedes que el Hijo del hombre tiene autoridad para perdonar pecados sobre la tierra… —dijo al paralítico—: Te digo: Levántate, toma tu camilla, y vete a tu casa.” ”—Marcos 2:5-11

Los judíos entendieron correctamente que Dios es el único que puede perdonar pecados. Jesús, siendo Dios el Hijo, tiene la autoridad de Dios para perdonar pecados. Esto conmocionó a los judíos porque ellos constantemente trataban de merecer el perdón de Dios al presentar sacrificios periódicamente de animales al sumo sacerdote en el sistema judío del templo. Su “sumo sacerdote” humano ofrecía sacrificios a Dios que servía como mediación temporal entre el pueblo y Dios (Hebreos 10:11).

Sin embargo, cuando Jesús pagó la pena por nuestros pecados, reemplazó el sistema judío del Antiguo Pacto y cumplió de manera permanente el rol del Nuevo Pacto (Hebreos 10:9-10, 12) como nuestro único “Sumo Sacerdote” (Hebreos 4:14) y “Mediador” (1 Timoteo 2:5). Por eso, Él es el único calificado para perdonar nuestros pecados y reconciliarnos con Dios el Padre (2 Corintios 5:17-21). Es por eso que debemos orar primeramente a Jesús pidiéndole que perdone nuestros pecados (Juan 6:45; 14:6) antes de que podamos invocar a Dios el Padre en oración.

¿CUÁNDO DEBEMOS ORAR AL PADRE?

La Escrituras enseñan que una vez que hemos recibido el perdón de pecados al hacer Jesús el Señor y Salvador de nuestras vidas (Romanos 10:13), somos “adoptados” fuera de la familia de Satanás (Juan 8:44) para entrar a la familia de Dios (Gálatas 4:5-7). Mientras que los judíos bajo el sistema del Antiguo Pacto se acercaban a Dios con títulos formales como “Dios,” “Señor,” o el nombre personal “YHWH” (Jehová), Jesús les ha dado permiso a sus seguidores para utilizar el título íntimo de “Padre” cuando hagan sus peticiones a Dios, pues tenemos una posición especial como hijos “adoptivos” de Dios. Del mismo modo en el que únicamente un hijo o una hija en una familia humana pueden llamar a sus padres “papá” o “mamá”, Jesús enfatizó que como seguidores suyos, tenemos una posición especial con Dios que nos permite también acercarnos a Él como “Padre Nuestro.”

“Ahora bien, porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el espíritu de su Hijo a nuestros corazones, y este clama: ‘¡Abba, Padre!’” —Gálatas 4:6

Entonces, como hijos adoptivos de Dios, Jesús enseñó a sus discípulos a hacer la siguiente oración de muestra de Mateo 6:9-13: Tome nota de los cuatro aspectos de la oración que Él modeló en esta oración:

“Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro [que estás] en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra. Danos hoy nuestro pan para este día; y perdónanos nuestras deudas, como nosotros también hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, sino líbranos del inicuo.’”

1. ADORACIÓN:  La expresión de adoración por Quién Dios es. (“…santificado sea tu nombre..”)

2. CONFESIÓN: Admitir nuestros pecados para recibir limpieza y perdón. (“…perdónanos nuestras deudas …”)

3. AGRADECIMIENTO: Gratitud por la protección de Dios, por su provisión y por la promesa de que sus planes se cumplirán. (“Efectúese tu voluntad…”)

4. SÚPLICA: Petición por la provisión de Dios y fortaleza para resistir la tentación. (“Danos hoy nuestro pan para este día … líbranos del inicuo.”)

PODEMOS ORAR A DIOS EL PADRE Y AL HIJO INDISTINTAMENTE:

Ya que somos hijos de Dios como se ve en la oración modelo de Jesús, podemos acercarnos al Padre no tan sólo para obtener el perdón de los pecados que confesamos, sino que también para pedir fortaleza para resistir la tentación. No obstante, las Escrituras constantemente proclaman que nos podemos acercar a Jesús, como nuestro “Sumo Sacerdote,” con las mismas peticiones, así como Pablo se acercó a Jesús para pedirle fortaleza y sanidad en 2 Corintios 12:8-9. Dado que Jesús vivió entre nosotros y experimentó todo aquello con lo que nosotros tenemos que luchar, Él es el más calificado para identificarse con nuestras luchas diarias y proveer la gracia y guía que necesitamos para vencerlas:

“Visto, por lo tanto, que tenemos un gran sumo sacerdote que ha pasado por los cielos, Jesús el Hijo de Dios, tengamos asida [nuestra] confesión de [él]. Porque no tenemos como sumo sacerdote a uno que no pueda condolerse de nuestras debilidades, sino a uno que ha sido probado en todo sentido igual que nosotros, pero sin pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado.”—Hebreos 4:14-16

Una de las razones por la que podemos presentar nuestras peticiones de oración al Padre y al Hijo indistintamente, es porque el Padre recibe honor y adoración cuando honramos al Hijo.

“…para que todos honren al Hijo así como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió.” —Juan 5:23

En Revelación (Apocalipsis) 5:11-14, leemos de un incidente donde Jesús recibe “adoración” junto con el Padre. Si Jesús hubiera sido creado por el Padre y no fuera el Dios verdadero, ¿por qué el Padre comparte su gloria con Jesús y le permite recibir “adoración” junto con Él?

Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a ningún otro daré yo mi propia gloria, ni mi alabanza a imágenes esculpidas.”—Isaías 42:8

“Así que ahora, Padre, glorifícame al lado de ti mismo con la gloria que tenía al lado de ti antes que el mundo fuera.”—Juan 17:5

“Y vi, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de las criaturas vivientes y de los ancianos —y el número de ellos era miríadas de miríadas y millares de millares—, que decían con voz fuerte: “El Cordero que fue degollado es digno de recibir el poder y riquezas y sabiduría y fuerza y honra y gloria y bendición”. Y a toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, oí decir: “Al que está sentado en el trono y al Cordero sean la bendición y la honra y la gloria y la potencia para siempre jamás”. Y las cuatro criaturas vivientes se pusieron a decir: “¡Amén!”, y los ancianos cayeron y adoraron.”—Revelación 5:11-14

En Revelación (Apocalipsis) 22:1, 3, dice que el trono de Dios pertenece a ambos, el Padre y el Hijo. Si Jesús fuera un “dios” separado que sirve bajo el verdadero Dios Jehová, ¿cómo puede Jesús poseer el trono del Padre?

“Y él me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero… Y ya no habrá ninguna maldición. Pero el trono de Dios y del Cordero estará en [la ciudad], y sus esclavos le rendirán servicio sagrado y verán su rostro, y tendrán su nombre en sus frentes.”

¿De quién es este “trono”? ¿De Jesús o de Jehová? ¿Quién es “Aquel” al que los esclavos le rendirán servicio sagrado? ¿Jesús o Jehová? ¿De quién serán estos “esclavos”? ¿De Jesúcristo o Jehová?

“porque ustedes saben que es de Jehová de quien recibirán el debido galardón de la herencia. Sirvan como esclavos al Amo, Cristo.”—Colosenses 3:24

¿Cuál “rostro” verán estos esclavos? ¿El de Jesús o de Jehová?

“…por medio de un Hijo… Él es el reflejo de [su] gloria y la representación exacta de su mismo ser.” —Hebreos 1:2-3

“Jesús le dijo: ‘¿He estado con ustedes tanto tiempo, y aun así, Felipe, no has llegado a conocerme? El que me ha visto a mí ha visto al Padre [también]. ¿Cómo es que dices: ‘Muéstranos al Padre’?”—Juan 14:9

¿Qué “nombre” estará en sus frentes? ¿El nombre de Jesús o de Jehová?

“Y vi, y, ¡miren!, el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que tienen escritos en sus frentes el nombre de él y el nombre de su Padre.” —Revelación 14:1

Con estos ejemplos de las Escrituras, concluimos que es apropiado orar y adorar al Hijo de Dios, no tan sólo porque Jesús es la representación del mismo ser de Dios y posee su gloria y su trono de autoridad, sino porque Jesús también comparte la naturaleza de Dios como la segunda Persona de la Deidad trina de Jehová.

“porque en él mora corporalmente toda la plenitud de la cualidad divina.” —Colosenses 2:9

“En contestación, Tomás le dijo: ‘¡Mi Señor y mi Dios!’. Jesús le dijo: ‘¿Porque me has visto has creído? Felices son los que no ven y sin embargo creen.’”—Juan 20:28-29

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1. A menos que se indique lo contrario, todas las Escrituras han sido tomadas de la Traducción del Nuevo Mundo de los testigos de Jehová.
2. Nota: Existe una variante textual en los manuscritos de este pasaje. Algunos manuscritos no tienen el “me” en este pasaje (como las versiones de la Biblia Reina Valera), sin embargo los mejores manuscritos griegos y los más antiguos que tenemos disponibles el día de hoy (incluyendo el Papiro 66 –el manuscrito más antiguo del libro de Juan de alrededor el año 125 d.C. y los referenciados por la Sociedad, los manuscritos de Wescott y Hort—Códex Siniaticus y Vaticanus) contienen el “me.” Para aprender más acerca de esta variante en la traducción, vea: JUAN 14:14 — ¿DIJO JESÚS “SI ME PEDÍS ALGO” O DIJO “SI PEDÍS ALGO”?.
3. Tomado de La Biblia de las Américas.

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